¿Cómo
explicas a tu niña de ocho años que tiene una enfermedad grave? ¿Cómo le
explicas que a partir de ahora tiene que ser muy valiente? ¿Cómo le explicas
que tiene un camino largo por delante en el que tiene que mostrar muchas
fuerzas? ¿Cómo le explicas que va a tener momentos muy malos y algunas veces
muy dolorosos? ¿Cómo le explicas que tiene que colaborar y tomar sus medicinas?
¿Cómo le explicas que va a estar mucho tiempo ingresada en el hospital? ¿Cómo
le explicas que a partir de hoy ha perdido la libertad de su infancia? ¿Cómo le
explicas que viene un tiempo largo en el que no puede jugar con sus amigos? ¿Cómo
le explicas que va a faltar mucho tiempo en el colegio? ¿Cómo le explicas que
es lo que está sucediendo? ¿Cómo le explicas qué está pasando dentro de su
cuerpo y por qué? ¿Cómo le explicas las cosas que ni siquiera las entiendes tú
misma? ¿Cómo le explicas todas estas cosas mostrando fuerzas, sonriéndole, sinedo
positiva y sin que te salga ninguna lágrima?...
¿Cómo
le puedes mostrar estas fuerzas cuando tienes el corazón atravesado con una
aguja? …
Y
levantas la cabeza y le dices a tu hija
– mira cariño no te ha tocado a tí sola. Allí están Lucia, Ángela, María, Inés,
Rita, Carlos, Daniel, David, Luis Miguel, Pablo, Juan y muchos más niños, que
detrás de cada nombre hay una carita, una historia, unos hermanos, unos padres,
unos abuelos, los mismos dolores, las mismas preguntas.
Y
de repente, un día, ya no te sientes tan sola, tan triste y tan perdida en esta
vida. Ves que otros también han tenido que contestar todas estas preguntas y tú
también aprendes a hacerlo.
Empiezas
a contestar con sinceridad a tu hija todo sobre su enfermedad y aprendes a
sacar fuerzas donde ni sabías que las tenías.
Y
levantas la cabeza y empiezas a luchar contra la enfermedad junto a tu hija y
sabes, que gracias a la medicina avanzada
de hoy se puede ganar esta lucha.
La
ganamos también gracias a nuestros pensamientos positivos, nuestros trabajos,
nuestros esfuerzos y nuestra fe.
Salimos
poquito a poco del carrusel de los pensamientos negativos y de las pesadillas
que teníamos al principio del tratamiento.
Finalmente
mi hija Miriam tuvo la suerte de recibir un tratamiento intenso pero corto
(aunque estoy segura que para Miriam no fue corto).
Y
cuando el día 24 de abril Miriam salio del último ingreso se despidió curada,
positiva, contenta, guapísima y con muchísimas ganas de jugar y vivir su infancia.
¡Y esto es lo que cuenta!
Kerstin,
la Mamá de
Miriam (me conocen como Kristin por tener un nombre tan difícil) y Miriam


Conocí a Miriam de casualidad, la vi en una cama, con la mascarilla de oxígeno, iba por el Hospital General, iban a hacerle unas pruebas... la pocas defensas que tenía la dejaron flojita... el caso, es que sus bonitos ojos me llamaron muchísimo la atención... levanté la mirada a vi a Manolo, su padre, un gran amigo mio, y me sonrio con esa sonrisa que solo las grandes personas tienen, por que les sale del corazón!!
ResponderEliminarA los pocos días fui a conocer a Miriam, a su habitación del Hospital Infantil, y a las pocas semanas, la vi salir con sus padres, ya se iba a casa!! Y si, fue el 24 de Abril, el día de mi cumpleaños..
GRACIAS POR ESE REGALAZO!!
QUÉ GANAS DE IR A ÁGUILAS A TOMARME UN HELAO CON VOSOTROS!!
¡¡¡Un abrazo!!!
David Simó. Técnico de Medioambiente de La Arrixaca.
Hola Kerstin-Kristin:
ResponderEliminarPermíteme compartir tu alegria y la de Miriam. Me ha emocionado y me ha gustado mucho tu reflexión y tu relato. Y sobre todo me ha gustado la felicidad, la fe y la ilusión y el cariño que rebosan en todas y cada una de tus palabras.
¡¡¡¡ Que ese caudal de felicidad que mana de vuestras miradas os acompañe para siempre !!!!.
Habéis pasado un largo y difícil camino pero sin duda habrá sido positivo para todo. Yo también tuve un hermano muy malito con 8 añitos, yo era todavía una niña de 9 y en esos momentos no te das mucha cuenta. Pero los padres y madres, los adultos, y el propio niños enfermo lo viven más intensamente y es cierto, se sale adelante con todos. Después, a los 20 años de aquello, mi hermana, ya siendo una joven de 21 años también le cayó, y ahí, también te preguntas, porqué a nosotros y de nuevo la misma enfermedad se repite. ... La vida es así,... pasan cosas buenas, malas y regulares,... pero lo importantes en alzar la cabeza y ¡tirar para adelante, como los de Alicante! Eso lo decía mucho mi padre... Un beso para Miriam, que ha sido muy valiente y otro para tí, Kirstin.
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