| Mª Ángeles y Ángela |
Bueno pues salvando ésta pequeña
frase, la verdad es que la ponencia me encantó, porque únicamente nos
transmitía algo tan importante como la búsqueda de la felicidad en aquello en
lo que hagas, y lo efímera de la vida y la actitud positiva que debemos tener
ante ella, y entonces lograrás disfrutar cada día. Pero esa frase, me ha dado
mucho que pensar, porque al poco de esa ponencia, mi hija Ángela tuvo una
recaída de leucemia, que ya creíamos superada después de cinco años, y ¡mira que si he tenido que aprender!.
He tenido que aprender a que la
vida te puede jugar muy malas pasadas y
pasar de ser “normal” a otra persona totalmente diferente, donde pierdes esa
tranquilidad cotidiana en la que te crees que sólo ocurren cosas malas a los
demás, y además la crueldad se puede volver a cebar contigo y darte otro golpe
seco, que te deja como una peonza, y buscando dónde agarrarte. Ya no eres la
misma, has dejado la persona que eras atrás, donde creías que eras un libro con
una historia, ahora eres un libro en blanco, y cada día escribes un poco, con
mucha consciencia de eso, de que hoy es hoy y punto. Años atrás, creías dominar tu vida, qué arrogante y que
inconsciente!
He tenido que aprender a sonreír con el corazón encogido, con lágrimas
retenidas, con los ojos tristes y una sonrisa enmascarando mi miedo.
He aprendido a ponerme el disfraz
de Juana de Arco delante de mi hija, cuando debajo de ese disfraz no hay más
que una persona débil y aterrorizada por la impotencia y el dolor.
He aprendido a mirar atrás y
estar agradecida, parece una locura “estar agradecida de dos tratamientos de
leucemia” pero sí, pienso que afortunadamente tengo tratamiento y puedo luchar.
Agradecida de tener a mi hija conmigo.
He aprendido a sonreír y dar
ánimos a otras mamás, y a sentir su dolor y el de sus hijos, me duele el alma
ver niños que no han tenido tanta suerte como nosotros.
He aprendido a que el día que
estamos bien, hay que agotarlo, y el que estamos mal, pasarlo con los que te
quieren, y pensar que mañana será mejor.
He aprendido a que hay gente
maravillosa, que hay gente buena de verdad, que aman la vida, que saben dar esa
calidez tan necesaria cuando estás triste.
He aprendido que hay gente que
trabaja para los demás, que vuelca su esfuerzo y buen hacer día a día, los
médicos, nuestra esperanza, las enfermeras, nuestros ángeles de la guardia, los
profes, siempre trasladando su saber con una gran dosis de paciencia y humor,
todos los de la asociación, que nos apoyan y entretienen, los voluntarios, los
payasos, qué maravilla, cómo nos hacen evadirnos en momentos muy duros de la
realidad con su argucia y perspicacia,
qué gran suerte que nos cuiden todos!
También he aprendido, que mi
familia y mis amigos se han volcado con nosotros, y que hay que agradecer las
cosas y decírselo que es lo más importante, que sepan que se lo agradeces.
He aprendido, que ésta enfermedad
es una enfermedad de familia, que tengo otra hija, a la que he tenido que
explicarle con palabras muy duras, que
le ha tocado un papel en ésta vida que no era el que pensábamos, que es un
papel secundario, a la sombra de su hermana, porque ahora hay que cuidarla a
ella, pero en mi corazón es un papel
principal, y con un Oscar por ser como es.
He aprendido que mi marido y yo,
no somos lo que éramos, estamos en otro universo, donde a pesar de lo mucho que
nos queremos, ahora no importa demasiado nada de nosotros, sólo cómo están
nuestras hijas, donde hemos perdido un poco el paso de nuestra relación, pero
donde hay que seguir aprendiendo a vivir también nuestra pareja, y dejar de
sentirnos culpables de todo lo que nosotros no podemos dominar.
Pero la mayoría de las cosas que
he aprendido, me lo ha enseñado mi hija, porque ella es la que me enseña y con
su mirada me hace actuar, cuando sus ojos me enseñan el miedo, los míos sonríen
para ella, cuando sus ojos me enseñan la alegría, los míos la multiplican,
cuando me enseñan la desesperación, los míos le devuelven sosiego y esperanza,
y en cada una de esas miradas me enseñan una luz realmente cegadora que es el
amor.
Y
tantas y tantas cosas que me quedan por aprender, y si no con la
facilidad de cuando tenía tres años,
pues a mis cuarenta y dos, sólo viviendo e intentando hacerlo lo más feliz
posible.
Mª Ángeles Guillén (la MAMÁ de Ángela)
lo primero deciros que me encanta la foto, que estáis guapísimas las dos. Me gusta mucho lo que has escrito, ya conocía tus cualidades como escritora, y que te gusta reflexionar sobre las cosas cotidianas de la vida, pero esta cualidad tan puramente psicológica me ha sorprendido, te aseguro que ningún profesional lo habría explicado mejor, porque describes la dura realidad pero edulcorada con tu gran sentido del humor,con optimismo y mucho amor. me encanta!!!!
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